Ahora sé lo que nunca podré decir de mí misma:
Que mi vida pertenece al juego puro de la verdad
Como si fuera actriz, personaje, invención,
Del cuento lejano e inimaginable, siempre perfecto,
Donde cada acción, cada amor o cada mentira
Ocupaba el lugar elegido, la palabra exacta.
Ahora sé que ya no podré describirme
pura, limpia o sencilla,
porque el camino tuerce las reglas del juego,
y a veces,
nos obliga a no elegir, aun sabiendo
Que todo en él es elección y no siempre acierto.
Ahora sé que nunca podré decir de mí misma
Que no pertenezco a mi raza indómita,
Que la caricia y el embate
No mueven las manos que agarran,
Aprietan, sienten, golpean, sudan y tiemblan
Como única forma de marcar el camino
De aquello que le pertenece.
Ahora sé que nunca podré decir de mí misma
Que la piel no rige mi camino
Y que nunca me perderé en la tormenta de un error
Que paralice mis sentidos.
Que nunca buscaré lo estable y lo eterno
En la noche inevitable.
4 comentarios:
Pasé por aquí y asistí a tu introspección. Un cordial saludo.
Gracias Joselu. Yo también soy ahora una lectora silenciosa de tu blog ;)
Todo un ejercicio de introspección, efectivamente. Tormenta de ideas y sentimientos, vaivenes, sinceridad, dudas. Si todos miráramos en nuestro interior, ¿qué veríamos? Puede que lo mismo que tú, puede que algo diferente. Me ha gustado mucho.
Escribir sirve para sacar a los fantasmas de paseo, Yolanda. Gracias por tu visita. Un saludo :)
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