Cuando ya no nos queda nada,
el vacío de no quedar
podría ser al cabo inútil y perfecto.
(José Ángel Valente)
Cuando no existía Internet, Caperucitazul era más Caperucitazul. No se disociaba en multitud de perfiles, páginas, foros, blogs...tampoco pensaba tanto. Hablaba menos, pero lo que decía era mucho más real. Ahora habla y miente con facilidad. A veces parece que deja traslucir algún atisbo de su mundo interior: el auténtico, el que está lleno de dudas y de unas pocas verdades. Algunas veces, incluso, le tienta la idea de enseñar lo que esconde por ahí y disemina pistas falsas. Luego, cuando cierra la pantalla y vuelve a ella, se da cuenta de que cada vez sabe menos lo que siente.el vacío de no quedar
podría ser al cabo inútil y perfecto.
(José Ángel Valente)
Caperucitazul no navega por Internet, sólo naufraga.
3 comentarios:
Internet nos ha transformado a todos los que nos hemos sumergido en él. Yo no soy el mismo, no leo de igual modo, mi mente no funciona de igual manera: es mucho más inestable y aguanta peor un discurso largo y prolijo. Mucho de lo que leí en otras épocas sería ilegible por mí en esta era digital. Puedo entender, pues, a mis alumnos devorados por esta vorágine interactiva e inmediata que es internet. No eres tú sola quien tiene esta impresión. Me gustaría poder estar un año totalmente alejado de internet, viajando por países donde no hubiera conexión y en todo caso, yo renunciaría a ella. Internet es un prodigio pero actúa sobre nuestras mentes y sobre la concepción de nuestro yo. El mundo se muestra como totalmente incierto e inestable. ¿Qué ha hecho internet con nuestras mentes? Hay algún libro que reflexiona sobre ello. Saludos.
Internet es un prodigio. Pero no es el único prodigio: la literatura, la vida, el arte, lo son también. En las redes, los blogs, etc. parece que decimos constantemente cosas de nosotros, ¿pero es esto así? No. Nunca sabrán lo que siento o pienso a través de una red social o de un blog: es el mundo virtual, el verdadero me lo quedo para mí. Un abrazo, Joselu.
Cuando no existía Internet no existía tampoco el "personaje" de Caperucita Azul, como tampoco existía éste que arriba firma.
Pero aquí estamos...
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